Para quienes se preocupen por quien escribe, les calmo diciendo que estoy bien. El terremoto afectó a ciudades y pueblos al sur de la mía; acá fue un temblor de 4 grados, que aunque nos asustó, no causó estragos como en el sur.
Ahora bien, ayer viendo las noticias imparables sobre las consecuencias del movimiento telúrico en las distintas locaciones humanas al sur de Chile, me provocó mucha emoción y pena ver todo ello. Le decía a quienes me conocen que suelo ser una persona fría y hasta sarcástica, y por ello no me entendía a mí misma ni por qué lloraba al ver las noticias. El caso es que entendí que simplemente tenía miedo por lo ocurrido, más pena y compasión por los damnificados.
Pero hoy cuando despierto y veo las noticias, donde muestran a las personas que se agolpaban de a cientos en un supermercado Líder de Concepción para saquear al mismo, pensé en lo fuerte de toda la situación, o sea, la devastación no es tanta como lo que viene después de ella. (Ya siempre lo decía yo, cuando pensaba que dado el fin de mundo prefiero morir que sobrevivir en un mundo caótico. Y esto no hace más que confirmármelo. No es que se haya acabado el mundo, pero para estas personas lo es.)
El caso es que cuando escuchaba y veía las noticias, pensaba "pobres, los carabineros ya no pueden hacer nada, es demasiada la tragedia", justificando a regañadientes la conducta de las personas. Pero luego, cuando veo cómo unos tipos celebraban ante las cámaras con cerveza en mano los carros llenos de mercaderías robadas, no pude sino pensar "por ese tipo de personas es que ya no siento compasión por el ser humano". Bufff.... >____< (Info: Radio U Chile). Pero supongo que debo agradecerles, pues, así ya no siento dolor ni pena, ni compasión, y he vuelto a ser yo misma.
En fin, ahora lo último que he escuchado es que las ciudades terremoteadas se han convertido en un verdadero caos civil (Sodoma y Gomorra, decía algún periodista), con saqueos y delincuencia por mil. Y aunque es evidente la necesidad de la intervención militar para calmar y ordenar todo, no se sabe cuándo nuestra "mami" se decidirá por la gente en vez de por su partido político. Ojalá no sea demasiado tarde, que aunque falta poco para que "dino" asuma, en unos pocos días un país puede irse al tarro de la basura si no hay control ni medidas.
Todavía me pregunto cómo afectará al resto del país esta catástrofe...
Ahora bien, ayer viendo las noticias imparables sobre las consecuencias del movimiento telúrico en las distintas locaciones humanas al sur de Chile, me provocó mucha emoción y pena ver todo ello. Le decía a quienes me conocen que suelo ser una persona fría y hasta sarcástica, y por ello no me entendía a mí misma ni por qué lloraba al ver las noticias. El caso es que entendí que simplemente tenía miedo por lo ocurrido, más pena y compasión por los damnificados.
Pero hoy cuando despierto y veo las noticias, donde muestran a las personas que se agolpaban de a cientos en un supermercado Líder de Concepción para saquear al mismo, pensé en lo fuerte de toda la situación, o sea, la devastación no es tanta como lo que viene después de ella. (Ya siempre lo decía yo, cuando pensaba que dado el fin de mundo prefiero morir que sobrevivir en un mundo caótico. Y esto no hace más que confirmármelo. No es que se haya acabado el mundo, pero para estas personas lo es.)
El caso es que cuando escuchaba y veía las noticias, pensaba "pobres, los carabineros ya no pueden hacer nada, es demasiada la tragedia", justificando a regañadientes la conducta de las personas. Pero luego, cuando veo cómo unos tipos celebraban ante las cámaras con cerveza en mano los carros llenos de mercaderías robadas, no pude sino pensar "por ese tipo de personas es que ya no siento compasión por el ser humano". Bufff.... >____< (Info: Radio U Chile). Pero supongo que debo agradecerles, pues, así ya no siento dolor ni pena, ni compasión, y he vuelto a ser yo misma.
En fin, ahora lo último que he escuchado es que las ciudades terremoteadas se han convertido en un verdadero caos civil (Sodoma y Gomorra, decía algún periodista), con saqueos y delincuencia por mil. Y aunque es evidente la necesidad de la intervención militar para calmar y ordenar todo, no se sabe cuándo nuestra "mami" se decidirá por la gente en vez de por su partido político. Ojalá no sea demasiado tarde, que aunque falta poco para que "dino" asuma, en unos pocos días un país puede irse al tarro de la basura si no hay control ni medidas.
Todavía me pregunto cómo afectará al resto del país esta catástrofe...
Comentarios
Un abrazo muy fuerte, amiga, mis pensamientos están contigo ahorita mismo.